1.5.07

Sordos, pragmáticos y radicales

Estoy un poco caliente. Harto de la sordera colectiva y de malas intenciones que sólo se destacan por ser berretas.
En mi país, Uruguay, se celebraron dos Primero de Mayo. Uno organizado por la Plenaria Intersindical de Trabajadores y la Convención Nacional de Trabajadores (Pit-Cnt) y otro por la Asamblea Popular y la Tendencia Sindical Clasista y Combativa. El de los primeros es el acto “oficial” del Primero de Mayo. El de los segundos se llama “El otro Primero de Mayo”.
¿Quién gana? El gobierno. Sus figuras meten cara en el acto “oficial” -"siempre estamos junto a los trabajadores"- e ignoran el otro. Señalan a quienes participan en el primero como personas que tienen “principios” y son “pragmáticas” mientras que en el “otro” están los zurditos locos, la "izquierda anquilosada" y los violentos.
Desde la vereda de los organizadores del “Otro Primero de Mayo” se señala que en el primero están “los sindicalistas que venden a los trabajadores”, los que “transan con el poder” y los “continuistas de la política económica neoliberal”. En el acto que ellos organizan están “los coherentes”, los que “siguen pensando igual” y los “combativos”.
¿Por qué gana el gobierno? Porque de una manera muy sencilla, casi sin mover un dedo –apenas alguna prebenda a algún líder sindical, mínimas concesiones a algún grupo para que gane poder frente a otros- logra que un sector que protesta quede desacreditado aún antes de hablar. Radical o Ultra, son dos palabras muy lindas para satanizar a alguien y asustar a la clase media, que preferirá siempre no escuchar a esos “demonios”.
¿Ganan algo los que están en el “otro” acto –organizadores y público-? Muy poco. Apenas algo de tranquilidad de espíritu en tanto sentirse fieles a sus principios, pero eso queda tapado por la bronca de seguir siendo ignorados.
¿Alguno escuchó al otro? No. Salvo los servicios de inteligencia, contrainteligencia y desinteligencia, nadie escucha al de la vereda de enfrente. Unos siguen vendiendo espejitos de colores, los otros siguen tirando piedras y nuestros políticos siguen demostrando que no le solucionan la vida a nadie. Incluso parece que ni siquiera están interesados en fingir que tienen la intención de hacerlo.