24.11.09

Bar Las Flores

Es de poco hombre pedir fainá del medio.

15.11.09

Quince flores nuevas

La fiesta tenía su origen en ella, la niña de blanco, esa a la que le harían un cortejo y le cantarían Quince Primaveras. Su deseo de fiesta y de vals se había gestado a lo largo de los años, gracias a los relatos de su madre que solía evocar su propia fiesta de 15, cuando todavía le brillaban los ojos. En cada recuerdo, Madre solía agregar un dato, una pincelada más para resaltar lo que había sido la noche en que el hada madrina la había sacado de la vida de monoblock para depositarla en el mundo de la realeza.

Hija Quinceañera tenía su origen en esa que no fue princesa, que se casó con un vecino con el que soñaron salir de la colmena de cemento. Ese vecino era el que consiguió ese puesto administrativo que le daba la tranquilidad de un empleo para toda la vida, la base para progresar y comprarse una casa, que a su vez era garantía de vivir sin nadie haciendo ruido en el techo o sin preocuparse de arrastrar un mueble porque al vecino de abajo le molestaba.

La llegada de Hija demoró unos años, los suficientes para que el espermatozoide se formara en una silla de escritorio, entre tejidos adiposos y sedentarismo mental. El mismo tiempo le llevó al óvulo convencerse de que si no pensaba en que seguía lejos de la realeza, estaría más cerca de lograrla. Ese espermatozoide y ese óvulo se fusionaron con expectativas incluidas, con sueños de hija enfermera, deseos de un yerno de buen pasar y cuatro nietos.

Esta noche, 15 años después, Madre vuelve a sentirse princesa. Padre, mientras mastica con la boca abierta, controla que los mozos sirvan suficientemente a su jefe. Hija, sin notarlo, comienza a despreciarlos.

9.10.09

Nacionalidad

En algún lugar de Bogotá, Colombia:

- Ah ¿usted es uruguayo? No se ofenda, pero pensé que era argentino porque en los dos países hablan igual.

5.10.09

Rosalba, la colombiana

En la Plaza de Bolívar, Bogotá:

-Oye gringo ¿sabes cómo me llaman? Yo soy Rosalba, pues tengo la cuca calva
-En mi país te dirían Adelaida, pues tienes las tetas caidas

1.10.09

Media hora

A los cinco minutos de encontrarnos, me habló de sus orgasmos.
-Fumar porro pega distinto cada vez ¿no?
-Sí.
-Entonces es como los orgasmos que siempre son diferentes, concluyó.

A los 18 minutos la cerveza le hizo efecto.
-¿A cuánto estamos de tu casa? Necesito un baño.

A los 25 minutos me pidió conocer la azotea. Subió los escalones calculando los pasos, midiendo el tiempo para que su culo quedara a la altura de mis ojos. No es poesía ver la carne transpirar (1).

A los 27 minutos mirábamos las estrellas y tratábamos de adivinar el mar en el horizonte. Fantaseé con coger ahí arriba y acabar cayendo. Me acarició, la arrinconé.
-No, pará –dijo.

A los 30 minutos mientras cerraba la puerta atrás suyo le miré la nuca. Ideal para pegarle una trompada.

(1) Dame un limón, Divididos.

29.9.09

Cigoto

Un bebé de probeta es como un pollo de criadero

Apuntes de un viaje en remise

Los taxistas están mal vistos

Me dediqué al campo pero me arruiné; para eso hay que tener inteligencia

Lo que pasa se que vos querés hacer un negocio pero viene el extranjero con dinero y te aplasta

Estoy en contra de la extranjerización de la tierra

Trabajo 12 horas pero no me aburro, es monótono

He llevado borrachos que salen de una fiesta, pero son toda gente bien, de nivel; nunca me vomitaron el coche, por ejemplo

Esos que roban y encima matan son unos drogadcitos hijos de su madre ¿no? Ellos disfrutan matando, se ensañan. A esos habría que hacerlos mierda, porque son irrecuperables

12.9.09

Haiku

Contracción veloz
Tensión acumulada
Descarga. Calma.*


*Benedetti me la soba

13.8.09

Guiño

Cuando terminó la obra un espectador se arrimó a saludarlo. Mientras le estrechaba la mano, lo felicitó: “Me di cuenta que es verdad que en la construcción de un personaje los actores agregan gestos mínimos, a sabiendas que tal vez los notará un solo integrante de la platea. Yo vi la guiñada y eso le dio un plus a mi relación con la obra. Se lo agradezco”. El actor retribuyó con una sonrisa, aunque no había guiñado nada.

Citas Gratuitas: Horacio Quiroga

“Traza, hijo mío, las fronteras de tu patria con la roja sangre de tu corazón. Todo aquello que la oprime y la asfixia, a mil leguas de ti o a tu lado mismo, es el extranjero”

“Es la fría razón quien confina y reduce el amoroso concepto de patria en los sórdidos límites de la conveniencia. La fría razón es exclusivamente la que nos indica la utilidad de la frontera, de las aduanas, de los proteccionismos, de la lucha industrial”.

“Ante la razón, el concepto de patria se confina en el proficuo marco de sus fronteras económicas. Solamente la fría razón es capaz de orientar la expansión de la patria hacia las minas extranjeras. Solo la razón viciada por el sofisma puede forzarnos como hermano a un oscuro y desconocido ser a ochenta leguas de nosotros, y advertirnos que es extranjero el vecino cuyo corazón ilumina hasta nuestro propio hogar”.
Horacio Quiroga, La Patria. Incluído en el libro El Desierto.

Citas Gratuitas: Rodolfo Rabanal

"Sentimiento en cuyo seno nada se quiere ni se desea más que lo qu eestá al alcance de la mano pero sin que importe demasiado no alcanzarlo". Rodolfo Rabanal, Un día perfecto.

Biógrafo: Javier Fesser, Javi y Lucy Cap VI

2.8.09

Biógrafo: Javier Fesser, Javi y Lucy Cap V

Vecino

Me dio miedo estar sentado al lado de la puerta. Por ahí iba a entrar, desencajado, el vecino psicópata al que le molestaba nuestro ruido.

29.7.09

Day & Night

La salida del sol es un momento conmovedor. Se hace luz en la oscuridad, las sombras huyen y los ojos empiezan a ver. El amanecer es una metáfora del comienzo de la vida. Anestesiados, crédulos, enamorados y pasados de azúcar lo disfrutan por igual.
La vida nocturna es para los atormentados, los que no se pueden dormir, los incompletos, los que tienen el convencimiento de lo inevitable de la derrota y lo imposible del escape. Hasta que caen rendidos o encuentran refugio en unas sábanas, cuando el cielo comienza a iluminarse.

14.7.09

Columnista Invitado: Juan Villoro

Escribir a dieta

Hace años, en todos los periódicos trabajaba un gordo dedicado al arte de corregir la puntuación. Mientras otros sudaban en el lugar de los hechos, él leía con ojos de cazador. De tanto en tanto, chupaba un lápiz como quien prueba una golosina y tachaba un gerundio. No necesitaba consultar diccionarios porque había engordado a fuerza de adquirir palabras. El corrector obeso era la versión extrema del periodismo sedentario. Su cuerpo expresaba autoridad. Aunque odiáramos sus enmiendas, lo veíamos como a un Buda cuyo paradójico don consistía en suprimir el adjetivo que tanto nos gustaba. En un diario español conocí a uno de esos gordos, que además tenía el tino de apellidarse Grasa. Nadie se burlaba de él. Su nombre parecía heráldico, digno de su especialidad.Los correctores perdieron importancia desde que la computadora prometió hacer esa tarea. El gran gordo desapareció mientras las redacciones se llenaban de gorditos. Los reporteros se ejercitan menos; ya no persiguen las noticias a pie, sino que las buscan en las pantallas. Un oficio de flacos (recordemos al periodista famélico dibujado por Abel Quezada) se ha convertido en una tarea donde la barriga ya no es exclusividad del corrector en jefe. Internet ha traído numerosos cambios culturales. No vamos a demonizar aquí algo bueno e inevitable, como la lluvia o el teléfono, pero es un hecho que los inventos ponen nerviosa a la gente. La fotografía anunció el fin de la pintura, el cine el fin de la fotografía, la televisión el fin del cine y la computadora el fin de la televisión. El resultado suele ser el opuesto. Cada nueva tecnología prestigia a la anterior: el plástico ennoblece al vidrio, el vidrio al bronce y el bronce a la piedra.Las fotos polaroid, que parecieron el non plus ultra de lo moderno, acaban de desaparecer para siempre, convirtiendo a sus cultores -de Andy Warhol a David Hockney- en artistas de una edad pretérita. Dentro de 50 años será imposible encontrar un sistema operativo para leer un CD con la información que hoy podemos grabar. En cambio, se leerán libros caligrafiados hace 2 mil años. Internet refrendó la fuerza de la cultura de la letra. No podemos vivir sin escritura. La constelación que una vez se trazó con tinta de calamar, ahora brilla en nuestras pantallas. Sin embargo, ante la galaxia Google, el periodismo impreso ha tenido un ataque de ansiedad. En vez de realzar sus recursos, imita los ajenos. Como la información en línea es muy solicitada, los periódicos tratan de parecer páginas web (menos letras, más imágenes, tips que simulan ser links...). La reacción debería ser la contraria. Si en la pintura el abstraccionismo mostró lo que no puede hacer la fotografía, el periodismo impreso debería ofrecer lo que no funciona en la red: textos larguísimos para gente que conoce la calma. El periódico italiano La Reppublica es un buen ejemplo al respecto. Se lee al ritmo que impone el papel. Hace poco, uno de sus temas de portada fue la descripción de un beso. Es cierto que el autor era Orhan Pamuk, pero pocos diarios lo hubieran considerado digno de primera plana.Lo curioso es que mientras se reduce el periodismo de investigación y se eliminan suplementos, las revistas ganan adeptos, demostrando que hay gente dispuesta a leer textos más extensos que los de las cajas de cereales. La red se ha convertido en su propio tema: es el horizonte de los acontecimientos. En vez de acudir al lugar de los sucesos, el reportero vigila la realidad virtual. Como todos pueden llegar ahí, la competencia se basa en la homologación. El triunfo de conseguir algo único es menos decisivo que la derrota de perder lo que los demás consiguieron. La novedad tiene un criterio estándar. Otro efecto secundario de internet es la disminución de corresponsales extranjeros. La red es una plaza sin patrias donde se intercambian datos de todas partes. Los enviados especiales se han vuelto caros y en cierta forma desconfiables: ven de manera peculiar un mundo que aspira a la norma. Para colmo, en muchas ocasiones el reportero debe escribir un texto aplicable a varios formatos (el periódico impreso, la información en línea, el boletín de radio o televisión). Por lo tanto, ofrece una materia neutra donde los giros personales se evitan como grumos en el arroz con leche.El periodismo sin señas de identidad permite que alguien comente: "ese texto es demasiado literario". La frase debería ser tan rara como la de un chef que dijera: "ese guiso es demasiado gastronómico". Casi siempre, la objeción se refiere a que el texto es complicado. La claridad es un requisito de la prensa (el desembarco en Normandía no se puede comunicar como un poema dadaísta), pero el miedo a la diferencia ha llevado a renunciar a los adverbios y los adjetivos. Al alejarse de su esencia, la prensa escrita pierde lectores en todas partes. Mientras los periódicos adelgazan, los periodistas engordan.No será por mucho tiempo. No hay vida sin historias. Nada más urgente que la crónica de un beso.

Tomado de Rebelion.org.

11.7.09

Ella


Tenía una sonrisa que buscaba camuflar la certeza del infortunio, de que las estrellas no se alinearon y que Júpiter y Venus ni se vieron. Depositaba ilusiones en un tipo que estaba quebrado y ni por consuelo la buscaba: acudía a ella cada tres o cuatro semanas, como para conectarse a un respirador. Pero el aire que le daba no bastaba. Rápidamente su presencia pasaba a ser una molestia que terminaba cuando él decidía usarle y abusarle el cuerpo. En ese lugar estaba.

2.7.09

Intenciones


En la impúdica exhibición de sus hombros; en los breteles, tensos pero al borde de patinar brazo abajo; en la boca exageradamente abierta para la risa exageradamente ruidosa con que festejaba cualquier palabra pronunciada por un hombre; en la desmesura con que abría los ojos para mirarlos a cada uno y a todos; en las poses de su cuerpo; en los descuidados roses; en las desesperadas propuestas de volver a reunirse todos al día siguiente o al otro; en su falta de inteligencia para ocultar, en la ineptitud para el engaño; en todo eso se le notaba.

Citas Gratuitas: Dalmiro Sáenz


Primero fueron unos peluqueros, con sus tijeras en las manos, los hermanos Diglio; luego un cartero, después los peones del mercado y los empleados de una tienda; después todos, hombres, mujeres, chicos, salían de las puertas de las casas a unirse a la persecución del asesino que corría, desesperado, dándose vuelta de tanto en tanto, doblando en las esquinas, llorando de miedo, mientras sus perseguidores se mantenían a la misma distancia, con su jadeo implacable y tenaz y su número aumentaba a medida que pasaban las cuadras; éramos nosotros, los habitantes de la ciudad-pueblo, hombres y mujeres, que hacía años que no corríamos más de veinte metros, exigiendo a nuestros pulmones detrás de aquél en el cual podríamos descargar todo el odio contenido, toda esa fuerza atávica, ancestral, todo ese desahogo de ferocidad de seres con muchas generaciones de violencia domesticada; y ahí estaba, a pocos metros de nosotros, en su correr desaforado, aquello que simbolizaba el mal ajeno, aquella persona cuyos delitos terribles nos hacían sentir puros, justicieros, orgullosos seres humanos, vengadores, representantes de la moral y la decencia; éramos la justicia, en ese momento, la humana justicia, basada en la venganza, el odio, el amor, la seguridad, el orden, el miedo, la envidia, el honor, la precaria duración de la vida y la devastadora solución de la muerte.
Dalmiro Sáenz, Setenta veces siete.

21.6.09

200 hilos

Un cambio de sábanas se lleva texturas, tramas, colores, sueños, miradas al techo, lecturas, descansos, pesadillas, migas, piel, lagañas, lágrimas, saliva, gotas de orina y de sexo, miradas, charlas, deseos, vida.

25.5.09

Plebiscito IV

Una noche de otoño, después que pasó la Onda, quedó un mazo de naipes en el almacén y bar. Los únicos presentes eran el Boina, el empleado Antiguo y el Nuevo. Los seis ojos se posaron en los naipes y rápidamente, los cuatro ojos de los de la estación de nafta se posaron en los del dueño del local:
-Yo al Tambero no lo voy a buscar, dijo el Boina.
-Pero si él está podemos hacer un truco de cuatro, respondió el Nuevo.

El Boina pensó unos segundos y, con pretendida elegancia tuvo el mayor gesto de generosidad de su vida:
-Votemos, sugirió.

Desde ahí el pueblo tuvo nombre: Plebiscito.

Excitantes ¿no?


20.5.09

Citas Gratuitas: La Balada de Vlad Tepes

- A tu hermano es mejor no llevarle la contra.
- Sí, todos estos años sin hablarnos por decirle que David Bowie es visiblemente puto. Bisexual según él. Y la verdad es que nunca entendí la diferencia”.

Diálogo de La Balada de Vlad Tepes. Película de Guzmán Vila. Montevideo, 2009.

18.5.09

Plebiscito III

Las frecuencias de ómnibus aumentaron y la estación decidió contratar a otro empleado. Así los encargados de los surtidores pasaron a ser dos. Uno trabajaba de dos de la mañana a dos de la tarde y el otro las restantes doce horas del día. Los negocios prosperaron para todos. Incluso el Tambero pudo construirse un ranchito de su lado de la ruta.
El empleado nuevo de la estación no estaba cómodo conviviendo en la misma pieza con el empleado antiguo. Enterado de la estrategia del Boina para hacerse traer los materiales, le ofreció a los conductores limpiarles los vidrios gratis a cambio de que le hicieran la misma gauchada a él. Un día, comiendo tortas fritas en el almacén y bar comentó que le resultaba agotador vivir y trabajar en el mismo sitio. “Uno no puede desenchufarse nunca”, dijo. Apenas pudo, se construyó una pieza del otro lado de la ruta, a unos 50 metros del Tambero y con otro tanto de retiro: “así duermo sin que me moleste el ruido del tránsito”, explicó.
Estadísticamente, el crecimiento del pueblo era impresionante: ya tenía tres casas, la estación, los baños y el almacén y bar.

17.5.09

Citas Gratuitas: Ryszard Kapuscinski

Un rasgo característico de la evolución política del intelectual latinoamericano es que por lo general empieza en la izquierda y acaba en la derecha. Empieza participando en una manifestiación de estudiantes contra el gobierno y acaba en un despacho de ministro. Recorre el camino de joven rebelde a viejo burócrata. En ninguna otra parte del mundo es tan profundo el abismo que se abre entre la juventud y la vejez, entre el comienzo y el fin de una biografía.
Ryszard Kapuscinski, El Mundo de Hoy, Autorretrato de un reportero. Anagrama.

12.5.09

Envases

- Ya está, lo tengo decidido: no voy a tener más vasos.
- ¿Y qué vas a usar?
- Frascos pequeños. Sólo voy a invertir en copas.

11.5.09

Imágenes y expectativas

¿Qué podía esperar un soldado de la segunda guerra mundial, cuando se dejaba sacar una foto empuñando su arma? Que la imagen llegara a su familia y a su país, que todos vieran su coraje. ¿Qué espera el soldado que hoy se deja filmar o fotografiar mientras tortura a alguien?

Caminata

Comedido salió de caminata por Montevideo, en la primera tarde gris y lluviosa del año. Tenía que andar 30 cuadras, pero sus pasos recorrieron solo 10. En ellas le alcanzó para ver a una pareja durmiendo tapada con un nylon, a otra persona bajo una frazada y a una tercera sin taparse. Todavía no eran las 15 horas.
A Comedido le llamó la atención que todos durmieran, pero sobretodo le dolió que a nadie le importara. Indignado hasta la tristeza, prefirió escaparse en un ómnibus. Se reprochó sentir que no había nada que pudiera hacer.

10.5.09

Plebiscito II

Un día, al lado del almacén y bar con baño se instaló una carpa con una vaca. El tambero le vendía leche a los pasajeros de la Onda (para muchos citadinos tomar leche recién ordeñada era una cosa exótica y atractiva), al Boina y al empleado de la estación. En realidad con el Boina hacían trueque.
Poco tiempo después, nunca se supo el motivo porque los dos son muy reservados, se pelearon y la relación entre ellos se cortó. Como el hombre de los baños había llegado primero al paraje, tenía prioridad sobre la tierra. Así, vaca y ordeñador tuvieron que exiliarse del otro lado de la ruta. El ordeñador arregló con el empleado de la estación para que este le hiciera las compras. Una noche, después de tomar un par de cañas y mientras los pasajeros seguían esperando turno para usar los pozos, un chofer dijo que el Tambero era un desterrado.

3.5.09

Plebiscito I

El pueblo se fundó alrededor de la ruta. Los ómnibus de la Onda necesitaban una escala para cargar combustible cuando el viaje era largo. Por eso se hizo la estación de nafta y unos días después el almacén y bar, fruto de la gran intuición comercial del Boina Martínez, primer empleado de la estación y primer renunciante también. El Boina comprendió al llenar el tanque del segundo coche que se detuvo, que los pasajeros necesitaban ir al baño. Y si bien los hombres se arreglaban en cualquier pastizal, las mujeres necesitaban otro tipo de instalaciones. Por eso el Boina puso un almacén y bar con baño.
En realidad, por una cuestión de urgencias, primero hizo dos pozos y los rodeó con unos tablones. Después se instaló con una carpa de lona. Vendía porciones de perdiz, liebre o cualquier cosa que pudiera cazar por la zona y hacer a las brasas o a la llama. A los choferes los invitaba y terminó haciendo amistad con más de uno. Ellos le fueron trayendo, en los huecos de la bodega, los ladrillos para que pudiera ir creciendo el negocio. Le fue tan bien que en dos años tenía su casa -una gran habitación con un brasero en el centro- y los pozos se volvieron cuatro: uno para él, uno para los conductores, uno para los pasajeros y otro para las pasajeras. Los cuatro pozos tenían pared de ladrillo y techo de zinc. Salvo el de pasajeros, los otros tres tenían papel de estraza y de diario, prolijamente recortados.

20.4.09

Citas Gratuitas: Herman Hesse

"Mi historia no es agradable, no es suave ni armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos". Herman Hesse. Demian.

15.4.09

Hombría

¿Por qué todos nos miran como si la tuvieran más grande que nosotros?, se preguntan los mormones.

12.4.09

¿Dónde está Wally?

Se trata de una versión del tradicional juego donde hay que encontrar al personaje escondido. En este caso, Wally se dio de frente contra una pared y terminó metido en un ladrillo. Lamentablemente para él, si pretendía pasar inadvertido no se ocultó muy bien y entonces cualquiera puede encontrarlo. Los participantes que lo ubiquen, se harán acreedores de importantísimos premios. Para quien quiera ver la seriedad de este sorteo, aquí están las propias bases.

Religión espirituosa


29.3.09

Empeño

A veces la gente aúna voluntades en torno a distintas ideas o acciones. Todos tiran para el mismo lado y se logra un beneficio común. Pero no entiendo qué es lo que buscan llevándome la contra.
Familiares, me quieren. Novias abandonadas, ex novias y novias enamoradas, hablan bien de mí y me quieren. Amigos, me quieren. Conocidos, como el Chino, un tipo que vive vaya a saber de qué durante unos meses al año en China y luego vuelve a Uruguay a gastar sus ganancias, y al que hacía 9 años que no veía, me saludó con suma emoción el viernes pasado. Y no es que cuando nos veíamos compartiéramos mucho: a lo sumo un par de parrillas son todo nuestro prontuario juntos. Una compañera de trabajo, viuda, me regaló una botella de vino con la leyenda: “Gracias por tu generosidad”. Yo le obsequio entradas al cine para que distraiga el dolor. “Te merecés ser muy feliz” me dijo. Ella también me quiere. Todos me quieren. Yo no.

27.3.09

Saludos

Me senté en la mesa del único Café Sorocabana que queda en Uruguay, en la ciudad de Durazno. Tiene las clásicas mesas redondas con tapa de mármol y las sillas semicirculares de madera, con asiento de cuero verde. Me generó una nostlagia de algo no vivido, de un lugar que nunca pisé en la Plaza Cagancha, que fue epicentro de la cultura bohemia, de la cultura culta, del debate futbolero y de ideas, y que terminó consumido por las llamas.
En la mesa duraznense había una chapita de bronce. "Sorocabana, 1989. Alrededor de esta mesa el escritor y poeta Orlando Aldama compartía el ocio con sus amigos. 24/1/87", anunciaba.
A mí, cuando me voy de los boliches de mi barrio, me dicen "hasta mañana".

17.3.09

Reflexión asiática sobre la Biblia

Hoy, en pleno paseo por Asia, pensé en la Biblia. Y creí tener un momento de lucidez, algo bien de asiático. Pensé que el dichoso libro es una gran metáfora que sólo dice una cosa: la tierra prometida, el cielo, es esta vida que vivimos. Es que el añejo texto es una guía de conducta, una sucesión de preceptos para sentirnos mejor como colectivo y como individuos. Si todos nos preocupáramos por los demás, si defendiéramos a los débiles, si quisiéramos como a nosotros mismos, la humanidad estaría mejor. Pero el proceso de entender eso es largo y aceptarlo parece incluso ser algo vinculado a la cadena evolutiva. Somos, al menos por ahora, el único animal que razona. Tenemos que aprender a hacerlo. El primer paso fue el obvio, el más “salvaje”: utilizamos la inteligencia para dominar otras especies y así poder sobrevivir. Eso nos puede haber mostrado algo ventajeros. El segundo fue aprender que podemos convivir con la capacidad de pensar, sin encerrarnos en nuestras cabezas de una manera “oratizante”. Como los dos primeros pasos tienen algo de individual, el tercero es, a priori, el que parece más difícil: utilizar el pensamiento para mejorar la vida colectiva. Todo esto por pensar en la Biblia paseando por Asia. Soy ateo. No sé si ya lo dije, pero lo repito.

4.3.09

Citas Gratuitas: Ryszard Kapuscinski x 2

“En nuestro oficio hay algunos elementos específicos muy importantes.
El primer elemento es una cierta disposición a aceptar el sacrificio de una parte de nosotros mismos. Es ésta una profesión muy exigente. Todas lo son, pero la nuestra de manera particular. El motivo es que nosotros convivimos con ella veinticuatro horas al día. No podemos cerrar nuestra oficina a las cuatro de la tarde y ocuparnos de otras actividades. Éste es un trabajo que ocupa toda nuestra vida, no hay otro modo de ejercitarlo. O, al menos, de hacerlo de un modo perfecto.”

“Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino. Es una cualidad que en psicología se denomina ‘empatía’. Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás.
En este sentido, el único modo correcto de hacer nuestro trabajo es desaparecer, olvidarnos de nuestra existencia. Existimos solamente como individuos que existen para los demás, que comparten con ellos sus problemas e intentan resolverlos, o al menos describirlos.
El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Hablo, obviamente, del buen periodismo.”

Ryszard Kapuscinski. Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo. Anagrama, Compactos. Barcelona, 2008.

¿Es la foto de un piso, un techo o una pared? Por favor, argumente


5.2.09

Celda

Desde que uno puede ser ubicable (correo) en cualquier momento (teléfono) y en cualquier lugar (satélite), el mundo (celular) tiene un toque (mail) de encierro.

27.1.09

Nombretes

Un mote suele nacer de la picardía de un observador ante alguna característica saliente de otra persona. El Sr. Comedido tiene un vecino que es muy afecto al vino, por lo que lo bautizó Elcho. Cuando va caminando, lo ve en la puerta de la casa y le nota los ojos brillosos o las mejillas rojas, Comedido se disfraza de bufón y con una leve inclinación de cabeza lo saluda mientras dice: “¿Cómo le va, Don Elcho?”.
Con el que no bromea es con el encargado del autoservice de su cuadra. Este tiene la habilidad de atender a un cliente durante 7 minutos sin pronunciar una sola palabra y prescindiendo totalmente de los formalismos del saludo. Su apodo: El Simpa.
A pocas cuadras hay un almacén del que son habituales compradoras la Sra.-Que-Hace-Asados y la Sra.-Que-Canta. Ellas también bautizaron a su almacenero. Cuando van a hacer los mandados avisan: “Vamos a lo de Vecina Vecina”, que es el saludo con que las recibe el hombre cada vez que entran a su comercio.

21.1.09

Freedom

Orinar, salir de vacaciones, terminar una condena, abrir la puerta, sacarse las sábanas de encima, saciar el hambre, terminar una pareja, resolver un crucigrama, finalizar un libro, tomar un vaso de agua, quitarse una camisa, gritar un gol, putear al juez, tirar una piedra al río; distintas formas de liberación.

14.1.09

Adelgazamiento

Al verse agotado en una cama, empapado en transpiración, Impúdico alardeó:
-Con las calorías que se queman con el sexo, se adelgaza mucho. Tendría que cambiar de rubro y volverme dietista.
Lectora de Diccionario lo miró y se rió.
-Bueno, una paciente por día capaz que aguanto, concedió él.
-Pero las que tienen que adelgazar son ellas, dijo la mujer mientras retribuía el rapto de modestia con un beso en la mejilla.

9.1.09

Citas Gratuitas: Antonin Artaud

"Desde el punto de vista geográfico, siempre existía esa franja de barbarie alrededor de lo que se ha dado en llamar el Imperio Romano, y en el Imperio Romano hay que incluir a Grecia que, históricamente, inventó la idea de barbarie. Y desde ese punto de vista nosotros, gente de Occidente, somos los dignos hijos de esa madre estúpida, puesto que para nosotros los civilizados somos nosotros mismos, y todo el resto, que da la medida de nuestra universal ignorancia, se identifica con la barbarie.

"No obstante, el hecho es que todas las ideas que impidieron la muerte inmediata de los mundos romano y griego, su caída en una ciega bestialidad, justamente vinieron de esta franja bárbara; y el Oriente, lejos de traer sus enfermedades y su malestar, permitió conservar el contacto con la Tradición. Los principios no se encuentran, no se inventan; se conservan, se comunican; y existen pocas operaciones en el mundo más difíciles que conservar la noción, a la vez diferente y fundida en el organismo, de un principio universal.

"Todo esto sirve para señalar que desde el punto de vista metafísico, el Oriente siempre estuvo en un estado de tranquilizadora ebullición; que las cosas jamás se degradan por su causa; y que el día en que la cáscara de los principios se encoja allí irremediablemente, la cara del mundo también se encogerá, y todas las cosas estarán cerca de su ruina; y ese día ya no me parece lejano".

Antonin Artaud. Heliogábalo o el anarquista coronado. Ed. Argonauta. Buenos Aires, 2006. Primera edición, 1967.

Columnista Invitado: Robert Fisk II

Nos preguntaremos por qué odian tanto a Occidente
Robert Fisk
The Independent
Traducido para Rebelión por LB
Así pues, una vez más Israel ha abierto las puertas del infierno a los palestinos. Cuarenta refugiados civiles muertos en una escuela de las Naciones Unidas, más otros tres en otra. No está mal para una sola noche de trabajo en Gaza del ejército que cree en la "pureza de las armas". Pero, ¿por qué deberíamos sorprendernos?
¿Acaso hemos olvidado a los 17.500 muertos -casi todos los civiles, la mayoría de ellos niños y mujeres- que dejó en 1982 la invasión israelí del Líbano? ¿O los 1700 civiles palestinos muertos en la masacre de Sabra-Chatila? ¿O la masacre de Qana (Canaán) de 1996, en la que los israelíes mataron a 106 civiles libaneses, más de la mitad de ellos niños, refugiados en una base de Naciones Unidas? ¿O la masacre de los refugiados de Marwahin a los que en 2006 los israelíes ordenaron salir de sus hogares para acto seguido asesinarlos a tiros desde un helicóptero artillado? ¿O los 1000 muertos de ese mismo año 2006 durante los bombardeos e invasión del Líbano, casi todos ellos civiles?
Lo realmente asombroso es que tantos líderes occidentales, tantos presidentes y primeros ministros y, mucho me temo, tantos editores y periodistas, hayan dado por bueno el viejo bulo de que los israelíes ponen mucho cuidado en evitar víctimas civiles. "Israel hace todo lo posible por evitar bajas civiles", volvió a recitar otro embajador israelí tan sólo unas horas antes de la masacre de Gaza. Y cada presidente y primer ministro que repite este embuste como pretexto para evitar un alto el fuego tiene sus manos chorreantes de sangre derramada durante la carnicería de la noche anterior. Si George Bush hubiera tenido el valor de exigir un alto el fuego inmediato 48 horas antes, esos 40 civiles, ancianos, mujeres y niños, aún estarían vivos.
Lo que pasó no solo fue vergonzoso. Fue abominable. ¿La palabra “crimen de guerra” es quizás una descripción demasiado fuerte? En realidad, ése es el nombre que daríamos a esta atrocidad si la hubiera cometido Hamas. Así pues, un crimen de guerra, me temo, lo fue. Después de haber informado sobre tantos asesinatos en masa perpetrados por los ejércitos de Oriente Medio -por las tropas sirias, por las tropas iraquíes, por las tropas iraníes, por las tropas israelíes- supongo que la reacción que cabe esperar de mí es el cinismo. Ahora bien, Israel declara estar librando por nosotros la guerra contra el "terrorismo internacional". Los israelíes dicen que están combatiendo en Gaza por nosotros, en nombre de nuestros ideales occidentales, en aras de nuestra seguridad y sujetándose a nuestras normas. De modo que también somos cómplices de la barbarie que se está inflingiendo a Gaza.
En mis crónicas he informado sobre las múltiples excusas que el ejército israelí nos ha condimentado en el pasado para justificar esos ataques. Dado que existe la posibilidad de que Israel vuelva a servírnoslas recalentadas en las próximas horas, examinemos aquí algunas de ellas: son los palestinos quienes han matado a sus propios refugiados; los palestinos han desenterrado cadáveres de los cementerios y los han plantado entre las ruinas; en última instancia los palestinos tienen la culpa de las muertes porque apoyan a una facción armada o porque palestinos armados han utilizado deliberadamente a inocentes refugiados como escudos humanos.
La masacre de Sabra y Chatila la ejecutó la Falange Libanesa, fuerza derechista aliada de los israelíes, mientras las tropas israelíes se quedaron mirando durante 48 horas sin mover un dedo para impedir la masacre, como lo puso de manifiesto la comisión de investigación que dictaminó sobre el caso. Cuando se culpó a Israel, el gobierno de Menachem Begin acusó al mundo de lanzar contra Israel un libelo de sangre. Cuando en 1996 la artillería israelí disparó proyectiles contra la base de la ONU en Qana los israelíes dijeron que en la base se escondían milicianos de Hezbolá. Mentira. Con respecto a los más de 1.000 muertos del año 2006 –esta guerra comenzó cuando Hezbolá capturó en la frontera a dos soldados israelíes-, los israelíes simplemente ignoraron los reproches que se les hacían, limitándose a atribuir a Hezbollah la responsabilidad de esas muertes. Israel dijo que los cadáveres de los niños que el fuego israelí mató en el curso de una segunda masacre en Qana pudieron haber sido transportados allá desde un cementerio. Mentira. Los israelíes nunca dieron ninguna explicación sobre la masacre de Marwahin, ocurrida después de que ordenaran huir a los habitantes de la aldea. La población obedeció las órdenes israelíes pero fueron atacados por un helicóptero artillado israelí. Los refugiados cogieron a sus hijos y los mantuvieron agrupados en torno a la camioneta en la que viajaban para que los pilotos israelíes pudieran ver que se trataba de personas inocentes. El helicóptero israelí los ametralló a todos a corta distancia. Sólo sobrevivieron dos, que fingieron estar muertos. Israel ni siquiera pidió disculpas.
Doce años antes, otro helicóptero israelí atacó a una ambulancia que transportaba civiles de una aldea vecina –también a ellos los israelíes les habían ordenado salir de Israel- y mataron a tres niños y a dos mujeres. Los israelíes argumentaron que en la ambulancia había un combatiente de Hezbolá. Mentira. Yo cubrí informativamente todas esas atrocidades, las investigué todas, hablé con los supervivientes. Lo mismo hicieron numerosos colegas míos. Nuestro destino, por supuesto, fue ser blanco del más calumnioso libelo: nos acusaron de ser antisemitas.
Por todo ello escribo lo siguiente sin la menor vacilación: pronto volveremos a escuchar esa sarta de escandalosas mentiras. De nuevo vamos a escuchar la mentira de que el culpable es Hamas –y bien sabe Dios que se le pueden imputar cosas sin necesidad de añadir este crimen-; es posible que nos obsequien con la mentira de los cadáveres extraídos del cementerio, es casi seguro que tratarán de endilgarnos el embuste de que Hamas estaba en la escuela, y no hay la menor duda de nos vilipendiarán acusándonos de antisemitismo. Y nuestros líderes mascullarán, rezongarán y recordarán al mundo que fue Hamas quien rompió el alto el fuego. Otra mentira. Fue Israel quien lo rompió, primero el 4 de noviembre cuando bombardeó Gaza y mató a seis palestinos, y de nuevo el 17 de noviembre, cuando otro bombardeo israelí mató a cuatro palestinos más.
Sí, los israelíes merecen gozar de seguridad. Veinte israelíes muertos alrededor de Gaza en el espacio de 10 años es ciertamente una cifra triste. Pero 600 palestinos muertos en poco más de una semana –y millares de palestinos muertos desde 1948, cuando la masacre que los israelíes perpetraron en la aldea palestina de Deir Yassin azuzó el éxodo de los palestinos de esa parte de Palestina que se convertiría más tarde en Israel- es una cifra que nos sitúa en una magnitud diferente. Esto ya no se parece a uno de esos derramamientos de sangre típicos de Oriente Medio, sino a una atrocidad equiparable a las de guerras balcánicas de la década de 1990. Y, naturalmente, cuando un árabe se agite con furia incontrolada y proyecte su ira ciega e incendiaria contra Occidente, diremos que no tenemos nada que ver con ello. ¿Por qué nos odian?, nos preguntaremos. Pero no digamos que ignoramos la respuesta. Fuente: http://www.independent.co.uk/opinion/commentators/fisk/robert-fisk-why-do-they-hate-the-west-so-much-we-will-ask-1230046.html
Tomado de Rebelion.org

Columnista Invitado: Robert Fisk I

La grotesca ironía de Gaza
Robert Fisk
Página/12
Qué fácil es tapar la historia de los palestinos, borrar la narrativa de su tragedia, evitar una ironía grotesca sobre Gaza que –en cualquier otro conflicto– los periodistas estarían escribiendo en sus primeros informes: que los originales, los legales propietarios de la tierra israelí sobre la que impactan los cohetes Hamas viven en Gaza. Por eso existe Gaza: porque los palestinos que vivían en Ashkelon y los campos de los alrededores –Ashalaan en árabe– fueron desposeídos de sus tierras en 1948, cuando se creó Israel y terminaron en las playas de Gaza.
Ellos –o sus hijos y nietos y bisnietos– están entre el millón y medio de los refugiados palestinos atiborrados en el basurero de Gaza, 80 por ciento de aquellos cuyas familias vivieron una vez en lo que ahora es Israel. Esto, teóricamente, es la verdadera historia; la mayoría de la gente de Gaza no viene de Gaza.
Pero al ver las noticias, uno pensaría que la historia comenzó ayer, que un grupo de lunáticos barbudos islamistas antisemitas surgió de pronto en los barrios bajos de Gaza –una basura de gente destituida sin ningún origen– y comenzaron a lanzar misiles al pacífico, democrático Israel, sólo para encontrarse con la venganza justa de la fuerza aérea israelí. El hecho de que cinco hermanas muertas en un campo en Jabalya tenían abuelos que venían de la misma tierra cuyos más recientes propietarios ahora las bombardean a muerte simplemente no aparece en la historia.
Tanto Yitzhak Rabin como Shimon Peres dijeron allá por la década de 1990 que deseaban que Gaza simplemente desapareciera, cayera al mar, y podemos ver por qué. La existencia de Gaza es un recordatorio permanente de aquellos cientos de miles de palestinos que perdieron sus hogares a manos de Israel, que huyeron o fueron echados por temor o por limpieza étnica israelí hace sesenta años, cuando oleadas de refugiados recalaron en Europa después de la Segunda Guerra Mundial y cuando un puñado de árabes echados a patadas de sus propiedades no le preocupaba al mundo.
Bueno, el mundo debería preocuparse ahora. Atiborrados en los más superpoblados kilómetros cuadrados en el mundo está un pueblo desposeído que ha estado viviendo en la basura y las aguas servidas y, durante los últimos seis meses, con hambre y en la oscuridad, y que han sido sancionados por nosotros, Occidente. Gaza siempre fue un lugar de insurrección. Tomó años para que la sangrienta “pacificación” de Ariel Sharon, que comenzó en 1971, se completara y Gaza no será domada ahora.
La voz más poderosamente política de los palestinos –estoy hablando de Edward Said, no del corrupto Yasser Arafat (y cómo lo deben extrañar ahora los israelíes)– está en silencio y su prédica en gran parte no ha sido explicada por su deplorable y tonto vocero. “Es el lugar más aterrador que he visto”, dijo Said una vez de Gaza. “Es un lugar horriblemente triste a causa de la desesperación y de la miseria en que vive la gente. No estaba preparado para los campos, que son mucho peores que cualquier cosa que vi en Sudáfrica.”
Por supuesto, le tocó a la canciller Tzipi Livni admitir que “a veces también los civiles pagan el precio”, un argumento que no daría, por supuesto, si los estadísticas de las bajas fueran al revés. Por cierto fue instructivo ayer escuchar a un miembro del American Enterprise Institute –repitiendo fielmente los argumentos de Israel– defender el vergonzoso número de muertos palestinos diciendo que “no tenía sentido jugar el juego de los números”. Pero si más de 300 israelíes hubieran muerto –contra dos palestinos muertos– estemos seguros de que el “juego de los números” y la desproporcionada violencia serían muy relevantes.
El simple hecho es que las muertes palestinas importan mucho menos que las muertes israelíes. Es verdad, sabemos que 180 de los muertos eran miembros de Hamas. Pero ¿qué pasa con el resto? Si las cifras conservadoras de la ONU de 57 muertos civiles es correcta, el número de muertos sigue siendo una vergüenza. Descubrir que Estados Unidos y Gran Bretaña no condenan la matanza israelí mientras que culpan a Hamas no es sorprendente. La política de Estados Unidos en Medio Oriente y la política israelí ahora son indistinguibles y Gordon Brown está siguiendo con la misma devoción perruna a la administración Bush que su predecesor.
Como siempre, los sátrapas árabes –pagados y armados en gran parte por Occidente– están en silencio; absurdamente llaman a una cumbre árabe sobre la crisis que (si tiene lugar) nombrará un “comité de acción” para hacer un informe que nunca será escrito. En cuanto a Hamas, por supuesto disfrutarán de la incomodidad de los potentados árabes mientras esperan cínicamente que Israel les hable. Lo que hará. De verdad, dentro de algunos pocos meses, oiremos que Israel y Hamas están teniendo “conversaciones secretas” –como una vez nos pasó con Israel y la aún más corrupta OLP—. Pero para entonces hará mucho que los muertos fueron enterrados y nos estaremos enfrentando a la próxima crisis desde la última crisis.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/117823-37534-2009-01-07.html
Tomado de Rebelion.org

7.1.09

Proyectos

La mano venía de conversa. Cual lagartos tendidos al sol, Comedido y su amigo Escritor espiaban el horizonte montevideano. Veían grandes barcos cargueros entrar y salir del puerto, por lo que la navegación se volvió tema de charla.
-Dicen que este año vienen más de 180 cruceros a Montevideo, dijo Escritor.
-Dicen.
-Y parece que cada uno trae miles de personas.
-Son como una ciudad. Conozco a un uruguayo que toca la batería en una orquesta de un crucero. Él sabe que en el mismo barco trabajan otros 7 uruguayos, pero en 3 años no conoció a ninguno.
-Esa gente baja y gasta plata, continuó Escritor con interés comercial. Habría que armarles servicios, mostrarles la ciudad, agregó.
La febril imaginación de ambos se disparó. Rápidamente comenzaron a diagramar circuitos turísticos. El primero, futbolístico. Ese recorrería el Parque Central (estadio donde se jugó el primer partido por un mundial de fútbol), el monolito que recuerda el arco donde se hizo el primer gol (en una desaparecida cancha del barrio Pocitos), el Estadio Centenario (inaugurado para aquel evento) y el museo del fútbol. Luego planificaron otro que llevaría a los turistas por el Teatro Solís (primer teatro de América) y la Sala Zitarrosa (en tanto teatro moderno). Ahí sus ánimos comenzaron a decaer. Ya la imaginación escaseaba.
-Los que vienen de afuera están acostumbrados a otras distancias. Podemos llevarlos a Colonia del Sacramento, a la Fortaleza de Santa Teresa, lugares históricos así, sugirió Comedido.
-También se podría hacer algo con las iglesias... Pero habría que trabajar.
-El otro día una arquitecta cordobesa me dijo que los uruguayos somos vagos.
-Sí, respondió Escritor con tono dubitativo.
Y los dos bajaron los brazos.