29.1.07

Vínculos

Eramos cuatro.
Quedé yo.
Yo era niño y me encerré.
Quedé recluído en mi cabeza.
Enclaustrado, confinado.
Ahí fui Dios.
Hice, deshice y rompí.
La imaginación todo lo pudo.
El límite fue el mundo.
Tuve que relacionarme con él.
No supe cómo hacerlo.
Creo que nunca aprendí.

24.1.07

Transitiva

Ser espectador es una experiencia interesante.
Tener la oportunidad de ver, escuchar y opinar.
Prestarle atención a lo que hacen los demás.
Aconsejarlos.
Torcer el rumbo de sus vidas a mi real saber y entender.
Instigarlos a correr riesgos que yo no tomaría jamás.
Arriesgar su tranquilidad en pos de mis pensamientos.
Evitar el desgaste del protagonismo.
Quedar al margen de las consecuencias.
En definitiva, vivir la vida a través de los otros.
Verla pasar.
Obvio: surge la obligación de la no vida propia.
La condena al vacío.
El acercamiento a la nada.
A veces eso es el nirvana.
A veces eso es una pesadilla.

10.1.07

Citas gratuitas: Pessoa x 2

Habla el Diablo
"Soy yo. Soy aquel que siempre procuraste y nunca podrás hallar. Tal vez, en el fondo inmenso del abismo, el propio Dios me busque, para que yo lo complete, pero la maldición del Dios mayor -el Saturno de Jehová- planea sobre él y sobre mí, nos separa, cuando debería unirnos, para que la vida y lo que deseamos de ella fueran una sola cosa". Fernando Pesoa. La hora del Diablo. Emecé, 2000.

Habla el Estoico
"Descendió sobre nosotros la más profunda y la más mortal de las sequías de los siglos - la del conocimiento íntimo de la vacuidad de todos los esfuerzos y de la vanidad de todos los propósitos". Fernando Pessoa (como el Barón de Teive). La educación del estoico. Emecé, 2002.

6.1.07

Invasión

A veces hay motivos. A veces no.
A veces el mundo abusa y "nos sobran los motivos" (Sabina dixit).
Con el tamaño de un grano de arena nace la bronca.
Rueda montaña abajo y crece. Se hace grande. Es avalancha.
La impotencia suma. Aporta lo suyo.
Los colmillos claman por salir. Quieren carne.
Las garras brillan afiladas. Buscan dejar zurcos.
Hacer daño está mal visto. No ataco.
Ofrezco mi otra mejilla.
Los colmillos se me clavan y las garras me destrozan.
El monstruo interior sonríe satisfecho.

Presiones

Hay ocasiones en las que aparece la idea: "Primero fue el verbo".
Para transformarlo en palabras, hay que sortear obstáculos.
Vagancia, haraganería, temor, crítica, autocrítica, excusas y autoindulgencia ante cualquier claudicación.
Luego llega el reproche. Una y mil veces. Hasta el hartazgo.
En un momento, la dignidad puede más. Y el movimiento comienza.