El miércoles 7 de marzo murió Eduardo Darnauchans, trovador uruguayo de honda sensibilidad. No puedo decir que me gustara su obra porque no la conozco cabalmente. Lo poco que escuché sin embargo, me permite asegurar que la poesía de sus canciones me llega. Incluso al punto de afectarme. Escuchar al "Darno" es una experiencia que me deja sumergido en una triste melancolía. ¿Motivos? El vivió en un mundo que no estaba pronto para respetar su espíritu, según me transmiten sus versos.
Cuando trabajé de mozo tuve la oportunidad de atenderlo una vez. Llegó al boliche y pidió un whisky doble. Se lo llevé a la mesa y él se quedó mirando el vaso. Pasados cinco minutos se levantó y se fue sin haber probado una gota. Y lo que era peor para mí, sin pagar. Iba a decirle algo pero mis compañeros me frenaron. "Dejalo así" dijeron. Pasó una hora y media. El vaso se mantuvo intacto en la mesa vacía y los hielos se derritieron. Darnauchans volvió y se sentó en la misma silla, como si nunca se hubiera ido. Indiferente a todo, comenzó a beber.
8.3.07
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2 comentarios:
Buena anécdota, maculita maculón. Estos días se fueron dos grandes, como el Darno y Espalter. A su salud.
tres: Nelly Goitiño unos días antes. La enrevisté una vez y me cautivó.
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