15.8.08

Entre el aroma y el olor

El Sr. Comedido se aproximaba a la caja a pagar, cuando una mujer se le adelantó. El hecho no le causó gracia, pero no tenía ganas de discutir para mantener su lugar. De pronto, una centrifugadora se accionó en su estómago, impulsada por los porotos de una fabada asturiana. Comedido decidió que un dulce le vendría bien, por lo que pasó a ser el Sr. Vengativo. Con cuidado y sin ruido, liberó el aire que estaba en su estómago en dirección a la ventajera. El aroma a cerdo, chorizo y morcilla, en perfecta armonía con el vino ingerido, inundó el ambiente. La cajera levantó la mirada de los billetes mientras reprimía una mínima mueca en su nariz. Vengativo giró su rostro hacia la mujer que lo había adelantado y puso cara de asco, responsabilizándola del olor. La cajera le hizo un gesto cómplice. Le creyó

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