4.3.09

Citas Gratuitas: Ryszard Kapuscinski x 2

“En nuestro oficio hay algunos elementos específicos muy importantes.
El primer elemento es una cierta disposición a aceptar el sacrificio de una parte de nosotros mismos. Es ésta una profesión muy exigente. Todas lo son, pero la nuestra de manera particular. El motivo es que nosotros convivimos con ella veinticuatro horas al día. No podemos cerrar nuestra oficina a las cuatro de la tarde y ocuparnos de otras actividades. Éste es un trabajo que ocupa toda nuestra vida, no hay otro modo de ejercitarlo. O, al menos, de hacerlo de un modo perfecto.”

“Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino. Es una cualidad que en psicología se denomina ‘empatía’. Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás.
En este sentido, el único modo correcto de hacer nuestro trabajo es desaparecer, olvidarnos de nuestra existencia. Existimos solamente como individuos que existen para los demás, que comparten con ellos sus problemas e intentan resolverlos, o al menos describirlos.
El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Hablo, obviamente, del buen periodismo.”

Ryszard Kapuscinski. Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo. Anagrama, Compactos. Barcelona, 2008.

3 comentarios:

majitus dijo...

¿Querés que ATEO te crucifique? ¡veinticuatro horas! Ay dió...
(ya te pedí prestado el libro, ¿no?)

Unknown dijo...

un saludo muy fuerte del gallego desde Barcelona!! El lobo

Unknown dijo...

Kapuscinski tiene toda la razón .Los periodistas no pueden ser malas personas, ni cínicos